Fonte: http://www.lavozdegalicia.es
Trabaja con la Fegamp un sistema tarifario que penalice el uso abusivo
El riesgo de problemas de abastecimiento de agua
por la sucesión de períodos prolongados de ausencia de lluvias en
Galicia ha brindado a la Xunta el contexto idóneo para abrir el debate
sobre la reforma de las tarifas. El Gobierno de Feijoo ya ha iniciado
los contactos con la Federación Galega de Municipios e Provincias
(Fegamp) para pactar con los concellos una nueva estructura tarifaria
que permita pasar del actual sistema de cobro por consumo mínimo, que no
premia el ahorro ni penaliza el abuso, a otro por tramos con el que el
usuario pagará por el agua que realmente utiliza. Las concesionarias
calculan que el cambio reportaría un recorte en el consumo del 10 al 15
%.
Después de una primera reunión, Augas de Galicia y
el organismo municipalista están trabajando en un documento para
determinar en qué aspectos puede haber una homogeneización tarifaria.
Hay varios puntos de discusión sobre los que la Administración quiere
introducir elementos correctores. El sistema de consumos mínimos que se
aplica en Galicia supone el establecimiento de un precio fijo hasta una
cantidad determinada. Esto impide precisar el consumo por usuario y
gravar el despilfarro, que es el propósito de la Xunta. Pero, además de
resultar contraproducente para el objetivo de fomentar una cultura del
ahorro, choca con la filosofía de la directiva de la UE.
Ordenanzas dispares
La ausencia de un modelo común entre los
concellos, que son los que tienen las competencias en este ámbito, se
traduce en tratamientos y ordenanzas dispares. Algunos ayuntamientos
subvencionan el agua, otros la valoran por debajo de su coste real y
algunos pequeños ni siquiera la cobran. Además, Augas de Galicia
pretende que los concellos den un carácter finalista a la factura, para
acabar con la discrecionalidad en el uso que hacen los concellos de la
recaudación y garantizar su inversión en mejoras en la gestión.
En todo caso, el tránsito hacia ese nuevo esquema
tarifario que permita gravar el consumo elevado de agua no será
sencillo. De un lado están las reticencias que puedan plantear los
alcaldes, que antes de las municipales de hace un año ya caldearon la
protesta política contra el nuevo canon del agua, en el que la Xunta
incorporó la misma orientación de que paguen más los que más consumen
que ahora quiere trasladar a la factura. Ese rechazo llevó al Gobierno
de Feijoo a enfriar su estrategia sobre la reforma de la estructura
tarifaria del agua y posponer los contactos con la Fegamp hasta el
relevo en su dirección, que se concretó en noviembre con el acceso del
alcalde popular de Ferrol, José Manuel Rey, a la presidencia que
ostentaba el socialista Carlos Fernández.
Pero, al margen del posible ruido político, Augas
de Galicia deberá buscar con las concesionarias una fórmula para que
esa rebaja de hasta el 15 % del consumo no revierta en una caída de la
recaudación que los ayuntamientos obtienen en la actualidad por el
recibo del agua. Según explica el ente gestor, la solución pasa por
establecer un esquema tarifario que compense lo que unos usuarios
pagarán de menos por su consumo responsable con lo que otros deberán
abonar de más por uso abusivo.
Galicia es la cuarta comunidad en la que menos se
paga el consumo doméstico de agua: 1,02 euros por metro cúbico,
incluido abastecimiento y saneamiento. Solo Aragón, Cantabria, y
Castilla y León pagan menos.
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